lunes, 26 de octubre de 2009

¿Es verdad que la música amansa a las fieras?


La música amansa a las fieras es un antiguo dicho popular que asegura que con buena música se puede tranquilizar un espíritu indómito como el de una bestia o hacer dormir a una “fierecilla” humana.


En el año 2001, se creía que poniendo música clásica a las vacas lecheras se podia aumentar la producción del ganado lechero. Psicólogos de la Universidad de Leicester, en Inglaterra, pensaron que los ganaderos podrian obtener algunos litros extra de leche tocando música clásica o poniendo melodías suaves en los tambos. Según los resultados de sus pruebas, la Sinfonía Pastoral de Beethoven y la canción Bridge Over Troubled Water de Simon & Garfunkel fueron grandes éxitos en productividad lechera.

Cuando cambiaron a canciones más rápidas como Tigerfeet de Mud y Size of a Cow de Wonderstuff, no hubo incremento en la producción lechera. La teoría que planteaban era que la música calmada puede mejorar la entrega de leche, probablemente porque reduce el stress. En vista de tales noticias, muchos agricultores empezaron a poner música para sus pollos y gallinas, debido a sus efectos positivos para reducir el estrés.

No obstante, los investigadores reconocieron en su dia que el experimento estaba basado en experiencias anteriores con seres humanos dado que las melodías que logran reducir el stress en los animales, también lo hacen en los seres humanos.

En un análisis molecular reciente, John Hawks de la universidad de Wisconsin, señalaba que ocho genes que participan en el modelado del oido humano, parecen haber experimentado cambios significativos en los últimos 40 000 años. Sólo con una infraestructura auditiva altamente refinada, pudieron nuestros ancestros captar las diminutas fluctuaciones de las ondas de presión que caracterizan toda el habla humana.

La forma en la que el sistema auditivo humano organiza el ruido ambiental en un patrón acústico puede explicar la musicalidad específicamente humana, es decir, el gusto por la música, el talento para desarrollarla, tocar instrumentos o distinguir muchos géneros y subgéneros musicales.

Todas las culturas humanas estudiadas hacían música, de hecho en la antigua Grecia, ya se valoraba la música para la educación así como para el ocio. Los pitagóricos creian en que se podia analizar la armonía de la música de forma aritmética, con la mente y no con los sentidos.

A los bebés humanos se les suele estimular en su desarrollo con música tranquila o canciones de cuna, llamadas nanas, generalmente a los bebés les gusta, siempre y cuando reconozcan una voz familiar.

Por el contrario, no parece que la música ayude mucho a las bestias no humanas, cada vez hay más indicios para creer que otros mamíferos, como perros, gatos, roedores, primates, son indiferentes a la música y a muchos les disgusta escucharla.

En un estudio con titís de cabeza blanca y titís comunes, Josh McDermott, ahora en el centro de Ciencias Neuronales de la universidad de Nueva York, descubrió que si bien los monos mostraban ciertas señales de preferir música lenta a las tonadas más rápidas, su melodía favorita era el sonido de las palmadas.

“Están en una habitación sin nada más que hacer, y pueden escuchar una hermosa y tranquila nana. Pero si les das a elegir entre la música y el silencio, prefieren claramente el silencio.”

En la película Harry Potter y la piedra filosofal, Hermione, Ron y Harry tratan de sonsacarle a Hagrid como dormir a Fluffy, el gigante perro de tres cabezas. Hagrid contó que el animal se tranquilizaba con música, citando el dicho de que la música amansa a las fieras. Cuando los tres aprendices de mago llegan hasta Fluffy ven que está completamente dormido, Snape ya había pasado por ahí, lo había dormido con la música de un arpa que todavía seguía sonando.

Entonces empujan su pata que cubría toda la trampilla entre los tres y cuando Harry está a punto de meterse, se da cuenta de que el arpa dejó de sonar, Fluffy se había despertado; enseguida los tres saltan adentro de la trampilla, con el perro ladrándoles.

Al parecer, el dicho va a ser solamente ciencia-ficción.

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